FIGURA. Lectura de la colección 3 en la apertura de la temporada del Museo Franklin Rawson
Como apertura de temporada, el Museo Franklin Rawson presenta en sala 1 Figura. Lectura de la colección conformada por un conjunto de 25 obras, pertenecientes al patrimonio artístico del museo, algunas se mostrarán al público por primera vez. La curaduría estará a cargo de los docentes e investigadores Roberto Amigo y Alberto Sánchez Maratta.
¿Cómo establecer un juego no lineal entre la imagen y los discursos, entre lo visible de una composición y la lectura de un texto? Se propone en esta curaduría radicalizar el objetivo de la serie de exposiciones sobre el acervo del museo: subrayar el concepto de lectura. La apropiación de textos singulares, diversos en su género y función, se articula fragmentariamente –no deconstructivamente- con las obras de arte con un fuerte componente común: la figura. Esta decisiva restricción es contradictoria con la libertad de los textos.
Debe aclararse lo aleatorio en la elección de los textos, aunque esta se originó en la percepción o la asociación producto de la mirada a la obra de arte. Tampoco interesa indagar el extendido concepto de que todo es texto o de que sobrevivimos bajo la sociedad de la imagen. Si la relación establecida de una imagen con un texto puede afirmarse en el complejo desplazamiento de lenguajes que implican la écfrasis y la iconología, tampoco interesan aquí ni la descripción ni el programa literario. Al contrario, el acento se ha puesto en la interrogación del espectador-lector ante la contigüidad espacial de obra y texto.
Sin una postulación teórica o crítica de la representación, se trata de imaginar desde este afuera contingente. Un simple estímulo al espectador, no para generar nuevos sentidos sino para detectar huellas de ideas comunes. Otra manera de pensar en cómo la obra de arte puede interpelar a los públicos en el espacio institucional que ha modelado su permanencia como tal; y establecido las prácticas que generaron la coacción de su interpretación.
El corpus de obra propuesto se acota en el ejercicio repetitivo, canónico, del hábito del salón y de sus límites, en la destreza compositiva del motivo moderno de la figura, y su radicalización al estar contaminada con otros géneros o tempranos quiebres contemporáneos.
Finalmente, otra cuestión ha impulsado el exhibir estas obras del acervo: nos recuerdan nuestras sensaciones de encierro y de peste. En su mayoría son figuras aisladas, que no establecen puntos de contacto; retratos de la soledad del espacio doméstico y de la ciudad vacía.
Acaso, se percibe el tiempo común de incertidumbre.
Roberto Amigo / Alberto Sánchez Maratta
Volver al núcleo, al origen institucional. Retomar el inagotable caudal de la colección como símbolo patrimonial de memoria cultural, volviendo al territorio y a una historia museal que construye su identidad desde el estudio activo, crítico -y autocrítico- dispuestos a proponer nuevos relatos que aporten vitalidad a las obras bajo otra luz.
El Museo Franklin Rawson fundamenta gran parte de su accionar en el estudio y difusión de su colección. Una institución que no se mira y lea así misma, difícilmente pueda ser referenciada por la trascendencia de sus hechos; y en ese entramado se crea memoria, a través de la incesante relectura, interpretación e investigación, que resulta en perspectivas de relatos atemporales.
La importancia de una colección no se mide por la cantidad de obras esenciales con las que cuenta, sino por la coherencia interna, por la revisión y contextualización de sus piezas, por sus cruces dialécticos, por la posibilidad de lecturas sugerentes y la conformación de relatos para múltiples lectores. Figura – Lectura de la colección 3, lejos de indagar en los campos habituales, propone asumir provocativos vínculos de texto e imagen que liberen a las obras del sometimiento y la obediencia hermenéutica que habitualmente limitan sus lecturas.
El paradójico juego del recurso metonímico nos demuestra que, a mayor riqueza y complejidad de lenguaje, mayor perdurabilidad adquiere el relato en la historia y la memoria colectiva. Proponemos, como política institucional, la construcción de lecturas abiertas y susceptibles de evolución en el tiempo, con la capacidad de adaptarse a épocas y entornos críticos.
Emanuel Diaz Ruiz
Director MPBA|FR