Del algarrobo, pan y bebida alcohólica
Costumbres de nuestra cultura ancestral.
Catalina Teresa Micheli escribe en su trabajo de investigación dedicado a la Cultura Huarpe sobre las herramientas y recursos que tenían en el ambiente y a mano en estas tierras, como la agricultura o la recolección en sus árboles como el algarrobo, de donde extraían harina para el pan y fermentaban su producto para las bebidas alcohólicas que se usaban en los ritos religiosos, dedicado al Hunuc Huar, el Dios bueno de la Cordillera.
La algarroba se encuentra entre los alimentos autóctonos más antiguos utilizados en Sudamérica, representando uno de los
productos forestales no madereros principales de la Argentina. Su consumo se vincula a costumbres ancestrales, en que
las comunidades elaboraban la harina de algarroba con mortero de madera. Se conoce como algarroba a los frutos
o vainas de los algarrobos. Estas plantas crecen como árboles o arbustos y en algunos casos como subarbustos;
se distribuyen principalmente en las regiones forestales parque chaqueño, monte y espinal. Los algarrobos pertenecen al género Prosopis, de la familia Fabaceae.
El género Prosopis en Argentina cuenta con 27 especies, de las cuales 13 son endémicas. El nombre de algarrobo fue
añadido por los españoles cuando llegaron a América para referirse a este árbol por sus similitudes con el algarrobo europeo (Ceratonia siliqua), también de la familia Fabaceae.
Los Prosopis pueden crecer en zonas semiáridas, con escasez de agua y alta salinidad. La presencia de estos árboles brinda múltiples beneficios al suelo, entre los que se destacan:
detener el avance de la desertificación, contribuir a la desalinización, minimizar el escurrimiento y controlar la erosión. A pesar de la deforestación y los cambios de uso del suelo, este árbol sigue manteniendo su importancia para los pobladores locales. El árbol en pie implica sombra y forraje para los animales, provee alimento, tintes, gomas exudadas del tronco y ramas o por extracción de las semillas utilizadas como aditivos, o la miel.
Es importante considerar que el precio pagado por la madera de un algarrobo, es equivalente al que se
puede obtener por vender la harina producida con los frutos de una sola cosecha de ese mismo árbol,
el que seguirá produciendo frutos los siguientes años. Por lo tanto, es mucho más rentable aprovechar
los usos forestales no madereros del algarrobo que los madereros.
La algarrobeada, una fiesta para las comunidades de pueblos originarios y criollos, es una costumbre
en el noroeste argentino que consiste en cosechar en forma colectiva la algarroba, involucrando a hombres, mujeres y niños.